Quechemarin
Los quechemarines, cuya denominación procede del francés chasse-marée, aparecen en la costa cantábrica en el siglo XVIII como evolución de las lanchas fleteras, de las que fueron derivando paulatinamente a un tipo de embarcación diferente, útil tanto para la pesca como para el pequeño cabotaje. De líneas más llenas que su predecesora, cubierta corrida, proa con tajamar, curvas y gambotas, presentaban también un codaste más profundo que daba mayor verticalidad a lo finos de popa, con lo que se mejoraba la ceñida. Estas formas del casco requerían una gran superficie vélica para navegar con vientos suaves, por lo que aparejaban mayor y trinqueta con sus correspondientes gavias, acompañadas de una mesana más pequeña y foques para ayudar en el gobierno de la nave. Con tiempos más duros, se arriaban las velas altas y se podía cobrar algún rizo en las velas mayores, llegando incluso a recoger el foque y la mesana, con lo que la embarcación se quedaba en el aparejo típico de las chalupas.
Fue un tipo de buque muy aceptado por los armadores del litoral cantábrico por sus buenas condiciones marineras y muy solicitado para el cabotaje en el siglo XIX, por lo que constituía una de las tipologías de embarcación más abundantes en aquellas aguas en dicha época. En Vizcaya fueron específicamente conocidos como venacheros los quechemarines dedicados al transporte de mineral de hierro para las acerías de la zona.