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DICCIONARIO DEL DIABLOde Ambrose Bierce |
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Baal, s. Antigua deidad muy venerada bajo distintos nombres. Como Baal era popular entre los fenicios; como Belus o Bel tuvo el honor de ser servido por el sacerdote Berosus, quien escribi� la c�lebre cr�nica del Diluvio; como Babel, cont� con una torre parcialmente erigida a su gloria, en la Llanura de shinar. De Babel deriva la expresi�n "blabl�". Cualquiera sea el nombre con que se lo adora, Baal es el dios Sol. Como Belzeb�, es el dios de las moscas, que son engendradas por los rayos solares en el agua estancada. Baco, s. C�moda deidad inventada por los antiguos como excusa para emborracharse. Bailar, v. i. Saltar a comp�s de una m�sica alegre, preferiblemente abrazando a la esposa o la hija del vecino. Hay muchas clases de bailes, pero todos los que requieren la participaci�n de ambos sexos tienen dos cosas en com�n: son notoriamente inocentes y gustan mucho a los libertinos. Ba�o, s. Especie de ceremonia m�stica que ha sustituido al culto religioso. Se ignora su eficacia espiritual. Barba, s. El pelo que suelen cortarse los que justificadamente abominan de la absurda costumbre china de afeitarse la cabeza. Bar�metro, s. Ingenioso instrumento que nos indica qu� clase de tiempo tenemos. Basilisco, s. Cocatriz. Especie de serpiente empollada en el huevo de un gallo. El basilisco ten�a un mal ojo y su mirada era letal. Muchos infieles niegan la existencia de este ser, pero semprello Aurator vio y tuvo en sus manos uno que hab�a sido cegado por un rayo por haber fatalmente contemplado a una dama de alcurnia a quien J�piter amaba. M�s tarde Juno devolvi� la vista al reptil y lo escondi� en una cueva. Nada est� tan bien atestiguado por los antiguos como la existencia del basilisco, pero los gallos han dejado de poner. Bastonada, s. Arte de caminar sobre madera sin esfuerzo. (Recu�rdese que bastonada es una especie de tormento que consiste en golpear con un bast�n las plantas de los pies.) Batalla, s. M�todo de desatar con los dientes un nudo pol�tico que no pudo desatarse con la lengua. Bautismo, s. Rito sagrado de tal eficacia que aquel que entra en el cielo sin haberlo recibido, ser� desdichado por toda la eternidad. Se realiza con agua, de dos modos: por inmersi�n o zambullida, y por aspersi�n o salpicadura. Si la inmersi�n es mejor que la aspersi�n, es algo que los inmergidos y los asperjados deben resolver consultando la Biblia y comparando sus respectivos resfr�os. Beb�, s. Ser deforme, sin edad, sexo ni condici�n definidos, notable principalmente por la violencia de las simpat�as y antipat�as que provoca en los dem�s, y desprovisto �l mismo de sentimientos o emociones. Ha habido beb�s famosos, por ejemplo, el peque�o Mois�s, cuya aventura entre los juncos indudablemente inspir� a los hierofantes egipcios de siete siglos antes su tonta f�bula del ni�o Osiris, salvado de las aguas sobre una flotante hoja de loto. Beber, v. t. e. i. Echar un trago, ponerse en curda, chupar, empinar el codo, mamarse, embriagarse. El individuo que se da a la bebida es mal visto, pero las naciones bebedoras ocupan la vanguardia de la civilizaci�n y el poder. Enfrentados con los cristianos, que beben mucho, los abstemios mahometanos se derrumban como el pasto frente a la guada�a. En la India cien mil brit�nicos comedores de carne y chupadores de brandy con soda subyugan a doscientos cincuenta millones de abstemios vegetarianos de la misma raza aria. �Y con cu�nta gallard�a el norteamericano bebedor de whisky desaloj� al moderado espa�ol de sus posesiones! Desde la �poca en que los piratas n�rdicos asolaron las costas de Europa occidental y durmieron, borrachos, en cada puerto conquistado, ha sido lo mismo: en todas partes las naciones que toman demasiado pelean bien, aunque no las acompa�e la justicia. Belladona, s. En italiano, hermosa mujer; en ingl�s, veneno mortal. Notable ejemplo de la identidad esencial de ambos idiomas. Belleza, s. Don femenino que seduce a un amante y aterra a un marido. Benefactor, s. D�cese del que compra grandes cantidades de ingratitud, sin modificar la cotizaci�n de este art�culo, que sigue al alcance de todos. Beso, s. Palabra inventada por los poetas para que rime con "embeleso".Se supone que designa, de un modo general, una especie de rito o ceremonia que expresa un buen entendimiento, pero este lexic�grafo desconoce la forma en que se realiza. Bestia, s. Miembro de la dinast�a reinante en las letras y la vida. La tribu de los Bestias lleg� con Ad�n, y como era numerosa y fuerte, infest� el mundo habitable. El secreto de su poder es su insensibilidad a los golpes; basta hacerles cosquillas con un garrote para que se r�an con una perogrullada. Originariamente los Bestias proced�an de Beocia, de donde los desaloj� el hambre, pues su estupidez esteriliz� las cosechas. Durante algunos siglos infestaron Filistea, y por eso a muchos de ellos se les llama filisteos hasta hoy. En la �poca turbulenta de las Cruzadas salieron de all� y se extendieron gradualmente por Europa, ocupando casi todos los altos puestos de la pol�tica, el arte, la literatura, la ciencia y la teolog�a. Desde que un pelot�n de Bestias lleg� a Norteam�rica en el Mayflower, junto con los Padres Peregrinos, (o Pilgrim Fathers fundaron la primera colonia de Nueva Inglaterra, origen de los Estados Unidos.); su proliferaci�n por nacimiento, inmigraci�n y conversi�n ha sido r�pida y constante. Seg�n las estad�sticas m�s dignas de cr�dito, el n�mero de Bestias adultos en los Estados Unidos es apenas menor de treinta millones, incluyendo a los estad�sticos. El centro intelectual de la raza est� en Peoria, lllinois, pero el Bestia de Nueva Inglaterra es el m�s escandalosamente moral. Bigamia, s. Mal gusto que la sabidur�a del futuro castigar� con la trigamia. Blanco, adj. Negro. Boca, s. En el hombre, puerta de entrada al alma; en la mujer, v�a de salida del coraz�n. Boda, s. Ceremonia por la que dos personas se proponen convertirse en una, una se propone convertirse en nada, y nada se propone volverse soportable. Bolsillo, s. Cuna de los nativos, tumba de la conciencia. En la mujer, este �rgano falta; en consecuencia, act�a sin motivo, y su conciencia, desprovista de sepultura, queda siempre viva, confesando los pecados de otros. Bot�nica, s. Ciencia de los vegetales, comestibles o no. Se ocupa principalmente de las flores, que generalmente est�n mal dise�adas, tienen colores poco art�sticos y huelen mal. Boticario, s. C�mplice del m�dico, benefactor del sepulturero, proveedor de los gusanos del cementerio. Brahma, s. Creador de los hind�es, que son preservados por Vishnu y destruidos por Siva; divisi�n del trabajo m�s prolija que la que encontramos en las divinidades de otras naciones. Los abracadabrenses, por ejemplo, son creados por el Pecado, mantenidos por el Robo y destruidos por la Locura. Los sacerdotes de Brahma, como los de Abracadabra, son hombres santos y sabios, que jam�s incurren en una maldad. Bruja, s. (1) Mujer fea y repulsiva en perversa alianza con el demonio. (2) Muchacha joven y hermosa, en perversa alianza con el demonio. Brujer�a, s. Antiguo prototipo de la influencia pol�tica. Gozaba, sin embargo, de menos prestigio, y a veces era castigada con la tortura y la muerte. Augustine Nicholas cuenta que un pobre campesino acusado de brujer�a fue sometido a tortura para que confesara. Tras los primeros castigos, el pobre admiti� su culpa, pero pregunt� ingenuamente a sus verdugos si no era posible ser un brujo sin saberlo. Bruto, s. Ver Marido. Bueno, adj. Sensible, se�ora, a los m�ritos de este autor. Advertido, se�or, de las ventajas de que lo dejen solo. Buf�n, s. Antiguamente, funcionario adscripto a la corte de un rey, cuya funci�n consist�a en divertir a los cortesanos mediante actos y palabras rid�culas, cuyo absurdo era atestiguado por sus abigarradas vestiduras. Como el rey, en cambio, vest�a con dignidad, el mundo tard� varios siglos en descubrir que su conducta y sus decretos eran lo bastante rid�culos como para divertir no s�lo a su corte sino a todo el mundo. Al buf�n se le llamaba com�nmente "tonto" ("fool"), pero los poetas y los novelistas se han complacido siempre en representarlo como una persona singularmente sabia e ingeniosa. En el circo actual, la melanc�lica sombra del buf�n de la corte deprime a los auditorios m�s modestos con los mismos chistes con que en su �poca de esplendor ensombrec�a los marm�reos salones, ofend�a el sentido del humor de los patricios y perforaba el tanque de las l�grimas reales. |
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